Solía ser alguien que perseguía las tendencias del mundo, quería rendirme a una vida de placer y sólo me importaban los placeres de la carne. A menudo pasaba toda la noche en el karaoke con mis amigos, me escapaba en mitad de la noche, salía al océano a pescar y viajaba por todas partes en busca de buena comida.
Veía a quienes me rodeaban; ellos también se esforzaban por comer bien, llevar ropa bonita y disfrutar de las cosas buenas. Sentía que estas eran las cosas por las que uno debe trabajar en la vida, que por eso debes trabajar duro para ganar dinero, que este es el objetivo que todos deberían tener en la vida. Sólo con estas cosas la vida no sería en vano. Para obtenerlas, no me importaba la distancia que tuviera que recorrer, así que crucé el océano para venir a Estados Unidos y, después de esforzarme durante varios años, abrí mi propio negocio. Tenía mi propio auto y mi propia casa. Estaba viviendo la vida bendita con la que había soñado. Todos los días comía, bebía y buscaba placeres hasta saciarme y hasta que mi corazón estuviera satisfecho. Pensaba que la vida sólo tenía sentido viviendo de esta manera, y así fue hasta que recibí la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días. Sólo después de experimentar el juicio y el castigo de Dios me di cuenta de qué es una vida verdaderamente significativa y luego empecé a caminar por la senda luminosa de la vida.
En mayo de 2016, mi esposa me legó el evangelio del reino de Dios Todopoderoso. Leyendo Su palabra, tomé conciencia del plan de gestión de Dios de seis mil años para salvar a la humanidad y también llegué a entender que Dios Todopoderoso es el Jehová Dios que condujo a los israelitas fuera de Egipto, que Él también es el Señor Jesús que redimió a la humanidad siendo crucificado y que ahora Él ha regresado en la carne para expresar la verdad y llevar a cabo la obra de juzgar, purificar y salvar al hombre… En poco tiempo, empecé a participar en la vida de la iglesia en la Iglesia de Dios Todopoderoso y allí entré en contacto con los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Vi que todos eran muy sinceros, no había fingimiento ni cortesías vacías en las palabras que decían, y estar en contacto con ellos me dio una sensación de liberación que antes nunca había sentido.
Cuando empecé a asistir a las congregaciones de la iglesia me sentí fresco y quería reunirme con los hermanos y hermanas, buscar la verdad adecuadamente y buscar un cambio en mi carácter de vida. Pero, puesto que hasta este momento había codiciado las comodidades de la carne y buscado los placeres de la vida, no podía evitarlo aunque tenía el deseo de congregarme y buscar la verdad. Una vez, cuando un amigo me invitó a cenar, era a la vez que una congregación de la iglesia, lo cual me hizo sentir un gran conflicto interno. ¿Debía ir o no? Pensé para mis adentros en esta pregunta: “Ha pasado mucho tiempo desde que salí a divertirme. No es fácil para mi amigo invitarme hoy, así que debería ir. Después de todo, mis amigos no me invitan a salir todos los días y simplemente puedo ir a la congregación de la iglesia la próxima vez”. Así que aseguré que tenía algo que hacer y descarté mi plan de ir a la congregación de la iglesia y, en lugar de eso, salí a cenar. Comimos, bebimos y fuimos al karaoke, pero en el camino de vuelta a casa no sentía nada de felicidad en mi interior. En lo profundo de mi corazón, sentía una especie de vacío indescriptible y también tenía sentimientos de culpa. Recordé el pasado. Cuando estaba en la comida con amigos y otros aldeanos, todos fueron muy cordiales conmigo en la mesa, pero a mis espaldas se estaban devanando los sesos, maquinando, intentando encontrar la forma de estafarme. Tratar con todos ellos hizo que me sintiera muy cansado. Simplemente no pude encontrar a nadie con quien hablar de las cosas que me importaban. Aquel día salí, comí y bebí tanto como quise y también satisfice a mis amigos, pero ¿qué gané realmente? Me sentía vacío e indefenso, sentía que había decepcionado a Dios y lo lamentaba por mis hermanos y hermanas.
Sin embargo, este vacío en mi espíritu, este sentimiento de culpa aún no podía liberarme de las tentaciones del mundo de los placeres sensuales. En mi corazón todavía anhelaba rendirme a una vida de placer, a cosas que pertenecen a la carne, pero Dios arregló las cosas y estableció un ambiente de manera práctica para cambiar estos puntos de vista erróneos sobre la búsqueda. Con la llegada del Día Nacional, mi esposa me sugirió: “Hagamos una celebración sencilla y, luego, con el tiempo que nos sobre, podemos leer un poco más de la palabra de Dios y mirar algunos vídeos de la familia de Dios para poder equiparnos con más verdad y entender la gracia de la salvación de Dios”. Pero en realidad no me tomé en serio las palabras de mi esposa y, en cambio, empecé a hacer preparativos de cómo iba a celebrar las fiestas. Elegí cuidadosamente la ruta que iba a seguir, fui al mercado y compré toda la comida y otras cosas que necesitaría. Decidí ir a la playa con mi esposa y hacer una pequeña barbacoa. Entonces, cuando llegó el Día Nacional, me llevé a mi esposa y salimos felizmente en el auto. Sin embargo, no todo iba según lo previsto; hubo atasco durante todo el trayecto y, a mitad de camino, nos dimos cuenta de que el GPS no funcionaba correctamente, así que íbamos por el camino equivocado. No fue fácil llegar a nuestro destino y, al final, cuando llegamos a la playa hacía mucho viento, por lo que nos resultó imposible hacer nuestra barbacoa. Así que mi esposa me pidió que diera media vuelta y volviera a casa, pero yo no estaba dispuesto a hacerlo. Insistí en que siguiéramos conduciendo en busca de un parque cercano donde pudiéramos hacer nuestra barbacoa, pero los tres parques a los que fuimos estaban llenos de gente y ni siquiera había dónde aparcar. Sólo después de todo esto di media vuelta a regañadientes para volver a casa. Camino de casa, había tanto tráfico como antes. Originalmente, nos habíamos propuesto hacer una barbacoa para almorzar, pero ya eran más de las cuatro de la tarde y todavía no habíamos cocinado nada. Estábamos hambrientos. Generalmente siento que estoy en lo correcto y tengo plena confianza en mí mismo y en aquel momento no estaba de humor ni quería decir nada. Simplemente me quedé callado y conduje de vuelta sintiéndome descontento. Fue en ese momento cuando el auto que tenía delante frenó de repente, así que yo tuve que frenar rápidamente. Aunque no golpeé el auto que estaba delante, el auto que había detrás de mí me golpeó por detrás. Afortunadamente, nadie resultó herido y sólo se abolló un poco la superficie del auto. Sabía que Dios había permitido aquel suceso, no estaba buscando culpar al otro conductor, así que simplemente me fui. Pensé para mis adentros: “Eh, todos los planes cuidadosos que hice para las vacaciones fueron un esfuerzo desperdiciado; es verdad que los planes nunca pueden seguir el ritmo de los cambios y que Dios lo dispone todo. Realmente no debería haber salido hoy para rendirme a los placeres de la vida. ¡No debería haber confiado en mi propio estado de ánimo!”.
Cuando llegamos a casa, mi esposa y yo leímos juntos varios pasajes de la palabra de Dios: “Más y más personas tratan los relatos de la obra de Dios y Sus palabras durante la era Antiguo Testamento como mitos y leyendas. En sus corazones, las personas se vuelven indiferentes a la dignidad y a la grandeza de Dios, al principio de que Él existe y que domina todas las cosas. La supervivencia de la humanidad y el destino de países y naciones ya no son importantes para ellas. El hombre vive en un mundo vacío, que se preocupa sólo con comer, beber, y buscar el placer… Pocas personas asumen el buscar dónde lleva a cabo Dios Su obra hoy, o cómo preside y organiza el destino del hombre” (‘Dios preside el destino de toda la humanidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Un mundo que se está volviendo uno de regocijo y esplendor cada vez más. Cuando las personas consideran el mundo, su corazón se siente atraído por él y muchas son incapaces de librarse de él […]. Si no te esfuerzas por progresar, y no tienes ideales, esta ola pecaminosa te arrastrará” (‘Práctica (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”). Las palabras de Dios Todopoderoso hacen muy clara y evidente la esencia de las tendencias del mundo, que sólo son Satanás seduciendo al hombre y convirtiéndolo en un depravado. Sólo son trucos y maquinaciones con el propósito de devorar al hombre. Satanás sólo utiliza el comer, el beber, la búsqueda del placer y otras cosas que se ajustan a la carne para engañar al hombre y atarlo. Cuando el corazón del hombre es poseído por estas cosas que pertenecen a la carne, el hombre ya no estará inclinado a buscar cosas positivas y se distanciará de Dios cada vez más, lo cual provocará que sea devorado y capturado por Satanás. Por medio de la lectura de la palabra de Dios me di cuenta de que mis puntos de vista sobre la búsqueda eran completamente erróneos. Independientemente de lo que me preocupa, ya sea comer, beber, buscar placeres de la carne o buscar una vida en la que estoy por encima de los demás, todas estas cosas son el resultado de que Satanás corrompa a la raza humana. He confirmado a través de mis propias experiencias que, cuando uno busca estas cosas que pertenecen a Satanás, sólo se vuelve cada vez más depravado, disoluto y libertino. Sólo conseguirá que aumente su codicia, su egoísmo, su maldad y su traición. Vivirá en pecado y carecerá de una humanidad normal. Aunque el hombre disfrute cada vez más de estas cosas, aunque obtenga más y más de las mismas, al final seguirá estando en un espacio vacío. Si el hombre poseyera todas estas cosas pero no viniera ante Dios, la vida seguiría siendo en vano y carecería de importancia o valor. El hombre sólo irá por la senda de vivir una vida correcta viniendo ante Dios, creyendo en Él y adorándolo, y sólo entonces se liberará de una vida de vacío y maldad. Por eso, decidí cambiar la forma en que vivo mi vida y caminar por la senda correcta de la vida.
Cuando vi a mis hermanos y hermanas dedicándose activamente a Dios, cuando vi su devoción en el desempeño de sus deberes y su búsqueda de vidas significativas, yo también sentí el deseo de buscar estas cosas y de vivir el camino que viven las personas auténticas como lo requiere Dios. Así que, además de las congregaciones habituales, también quería hacer tiempo para desempeñar mis propios deberes. Fue en aquel momento cuando la iglesia arregló algunos deberes para mí. Querían que manejara un auto para llevar a dos de nuestras hermanas a algún sitio y que las recogiera la semana siguiente. La primera vez que se me encomendó este deber, yo accedí felizmente. Pero cuando se fueron los hermanos y hermanas que me asignaron esta tarea, empecé a pensarlo dos veces e incluso me arrepentí un poco: “Vaya, hombre, se supone que el día en que debo llevar a estas hermanas es mi día libre y la semana siguiente tengo que ir a recogerlas. Tendré que levantarme muy temprano esos dos días. No importa lo largo que sea el viaje, lo importante es que es muy fácil que esa carretera se congestione con el tráfico. Es mejor ir temprano en la mañana porque luego hay menos autos, pero ¿quién sabe cuánto tiempo me quedaré atascado en el tráfico en el camino de regreso? Todo mi tiempo se desperdiciará sentado en el atasco y no tendré mi día libre…”. Cuando mi esposa me oyó quejándome así, me dijo: “Desempeñar tus deberes no es tan sencillo como habías imaginado. Definitivamente supondrá que pongas la verdad en práctica. Practicar la verdad es abandonar la carne y significa que sufrirás dificultades y pagarás un precio. Piénsalo, solías salir y beber, comer y buscar placeres, y aunque en realidad no te divirtieras después de un día agotador, nunca te quejabas. Pero ahora te han asignado una tarea y tienes que dedicarle parte de tu tiempo, ir por una senda que tiene dificultades, pero en tu corazón no quieres hacerlo. Aunque por fuera este deber parece algo dispuesto por tus hermanos y hermanas para ti, en realidad no estás desempeñando este deber para una persona en particular, sino para satisfacer a Dios y devolver Su amor. Este deber se te ha asignado hoy, este es Dios elevándote y este es el amor de Dios que desciende sobre ti. Deberías apreciarlo. No te quedes con remordimientos con tu primer deber”. Después de decir esto, me leyó un pasaje de la palabra de Dios: “Todo lo que haces requiere que pagues un determinado precio en tus esfuerzos. Sin dificultades reales no puedes satisfacer a Dios, ni siquiera te acercas a ello, ¡y sólo estás diciendo eslóganes vacíos! ¿Pueden estos eslóganes vacíos satisfacer a Dios? Cuando Él y Satanás luchan en el ámbito espiritual, ¿cómo deberías satisfacer a Dios? ¿Y cómo deberías mantenerte firme en tu testimonio de Él? Deberías saber que todo lo que te ocurre es una gran prueba y el momento en que Dios necesita que des testimonio. Externamente podrían no parecer mucho, pero cuando estas cosas ocurren muestran si amas o no a Dios. Si lo haces, serás capaz de mantenerte firme en tu testimonio de Él, y si no has puesto en práctica el amor a Dios, esto muestra que no eres alguien que pone en práctica la verdad, que no la tienes ni tienes vida, ¡que eres paja! Todo lo que acontece a las personas tiene lugar cuando Dios necesita que se mantengan firmes en su testimonio de Él. No te ha ocurrido nada importante por el momento, y no das un gran testimonio, pero cada detalle de tu vida diaria tiene relación con el testimonio de Dios” (‘Sólo amar a Dios es realmente creer en Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Cuando terminé de leer la palabra de Dios Todopoderoso, cuando terminé de escuchar las palabras de mi esposa, me di cuenta de que al encomendarme este deber, Dios estaba haciéndome una prueba real para ver si podía satisfacer a Dios y sufrir dificultades o no. Pero lo que revelé era que yo sólo tenía en cuenta los intereses de mi propia carne, que sólo tenía en cuenta mis beneficios y pérdidas personales, que no estaba dispuesto a sufrir ni a pagar un precio y que, en cambio, estaba quejándome de las cosas. Vi que estaba siendo extremadamente egoísta, que los deleites carnales, como beber, comer y otros placeres, ya habían superado el estatus de Dios en mi corazón. Estaba perfectamente feliz de gastarme todo lo que tenía, de pagar cualquier precio para comer, beber y buscar placer, pero cuando se me encomendó un deber que requería que dedicara mi tiempo a Dios empecé a calcular mis propios beneficios y pérdidas y no estaba dispuesto a practicar la verdad para satisfacer a Dios. Estos pensamientos y acciones míos harían que Satanás se riera de mí y no me permitirían ser testimonio ante Dios. Cuando llegué a entender estas cosas vine ante Dios rápidamente y oré que me diera la voluntad para asegurarme de poder abandonar mi carne y dejar de seguir a Satanás, ¡para poder ser testimonio ante Dios y derrotar a Satanás en la lucha espiritual en la que me encontraba! Después de cambiar de actitud en cuanto a mi deber, en mi cooperación práctica, vi en efecto la bendición de Dios. No importaba si era cuando llevaba a las hermanas al lugar donde iban o volvía a recogerlas, en ninguna dirección me encontraba grandes atascos. Había excedido mi imaginación por completo y mis concepciones fueron verdaderamente contrarrestadas. Experimenté por primera vez la sensación de paz y felicidad que me traía el desempeño de mi deber y también vi que cuando las personas abandonan la carne y practican el satisfacer a Dios, Él no sólo les allanará el camino, sino que también les permitirá entender la verdad y ver Sus actos. De pronto sentía que esto me hacía más feliz que ir de vacaciones o comer comidas extravagantes. Resulta que hacer esto durante un día de descanso verdaderamente no es una pérdida de tiempo. ¡De hecho es bastante significativo!
Dentro de estas experiencias prácticas, pude conocer por mí mismo el dulce sabor de abandonar mi carne y desempeñar mi deber para satisfacer a Dios. Vi que todo lo que Dios hace es para salvarme de la oscura influencia de Satanás, para que un día, muy pronto, pueda caminar por la senda correcta de buscar la verdad. Estas cosas son todo el amor y la salvación de Dios. Pasaron unos cuantos días y luego recibí una llamada de un hermano. Me preguntó si estaba dispuesto a ir a otro estado para recoger a algunos hermanos y hermanas o no y acepté sin la menor vacilación. Después de acceder a esto, no sentí quejas. Estaba perfectamente dispuesto a hacer lo que se suponía que debía hacer y feliz por ello, y todo el viaje transcurrió sin obstáculos. Después de llevar a los hermanos y hermanas a su destino a salvo, me sentí muy orgulloso de mí mismo porque era la primera vez que desempeñaba mi deber de buena gana, sin impurezas. Esto también me enseñó que desempeñar el deber que debe cumplir una criatura realmente es lo más significativo que puede hacer uno. Ya no quería comer, beber y buscar placeres, ya no quería buscar los placeres de la carne y lo único que quería hacer era buscar la verdad, aceptarla y practicarla para poder convertirme algún día, pronto, en alguien que verdaderamente ame a Dios. Estas pequeñas cosas en mi vida han llegado a cambiarme de formas de las que no soy consciente. Mi vida ya no está podrida y depravada como en el pasado. He empezado a cambiar y a trabajar activamente por las cosas. Es como si hubiera comenzado un nuevo capítulo de mi vida. En mi corazón siento una dulzura y placer que antes nunca había experimentado y estoy agradecido a Dios Todopoderoso por guiarme por la senda luminosa de la vida. ¡Gloria a Dios Todopoderoso!