Un río de agua de vida
Sus siervos le servirán, y Su rostro verán. Su nombre estará en sus frentes. Y ya no habrá noche, no necesitan las velas ni la luz del sol, porque Dios nuestro Señor les ilumina. Reinarán por los siglos de los siglos. Reinarán por los siglos de los siglos.
De “Seguir Al Cordero Y Cantar Nuevos Cánticos”
I
Un río de agua de vida, resplandeciente como el cristal, fluye del trono de Dios y del Cordero. De cada lado del río, está el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dando su fruto cada mes. Las hojas del árbol sanan a las naciones, y ya no habrá más maldiciones. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad.Sus siervos le servirán, y Su rostro verán. Su nombre estará en sus frentes. Y ya no habrá noche, no necesitan las velas ni la luz del sol, porque Dios nuestro Señor les ilumina. Reinarán por los siglos de los siglos. Reinarán por los siglos de los siglos.
II
La santa ciudad, el nuevo Jerusalén desciende del cielo, de Dios. He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, Él morará con ellos, y ellos serán Su pueblo. Dios mismo estará con ellos, y será su Dios, y limpiará las lágrimas de sus ojos. No habrá más muerte, llanto, clamor ni dolor, porque los tristes tiempos ya quedaron atrás. Al que tenga sed, Él le dará de la fuente del agua de vida sin costo. El vencedor poseerá todas las cosas; Dios será su Dios y él será Su pueblo. Dios será su Dios y él será Su pueblo.
III
Porque Dios y el Cordero son el templo de la ciudad. No hace falta sol ni luna que alumbre: pues la gloria de Dios y el Cordero son su luz. Las naciones caminarán en la luminosidad: los reyes de la tierra traerán su gloria a ella. Sus puertas jamás se cerrarán de día: pues la noche no existirá, no existirá. Traerán honor y gloria de las naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación o mentira; sólo los que están escritos en el libro de la vida, el libro de la vida del Cordero.
IV
La luz que sale de este a oeste. Cristo de los últimos días, Dios Todopoderoso ha llegado. Él expresa la verdad, la Palabra aparece en carne. Ante el trono todos aceptan el ejercicio y la perfección de Dios. El Cristo de los últimos días ha traído la vida eterna. Su pueblo está frente a Él todos los días, disfruta de Su palabra, incomparablemente dulce, como una espada de doble filo, lo purifica y salva. El juicio ha comenzado por la casa de Dios. El telón se ha abierto en el juicio de los últimos días. El pueblo de Dios santificará Su nombre. Dios Todopoderoso ya ha llegado a Su reino. La obra de Dios se ha hecho. Él ha alcanzado la gloria. Ha alcanzado la gloria.De “Seguir Al Cordero Y Cantar Nuevos Cánticos”