Li Quan
Sin embargo, cuando compartí el evangelio con mi esposa, ella no lo aceptó. Entonces, pedí a los hermanos y hermanas de la iglesia que vinieran y compartieran el evangelio con ella, pero seguía sin estar dispuesta a escuchar y no quiso que los siguiera invitando.
Ante ello, sólo podía confiar a Dios mis impacientes esperanzas por mi esposa. Un día, leí este pasaje de la palabra de Dios: “Tu práctica y tus revelaciones en la vida real son el testimonio de Dios, forman parte del vivir del hombre y del testimonio de Dios, y esto es disfrutar verdaderamente de Su amor; cuando hayas experimentado hasta este punto, el efecto esperado sería alcanzado. Estarás poseido de vivir realmente y cada una de tus acciones será vista por otros con admiración. Tu apariencia es ordinaria, pero vives una vida de piedad total […] otros las admiran. Estas son las personas que tienen testimonio, y que son la manifestación de Dios” (‘Los que aman a Dios vivirán siempre en Su luz’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Todo lo que acontece a las personas tiene lugar cuando Dios necesita que se mantengan firmes en su testimonio de Él. No te ha ocurrido nada importante por el momento, y no das un gran testimonio, pero cada detalle de tu vida tiene relación con el testimonio de Dios. Si puedes obtener la admiración de tus hermanos y hermanas, tus familiares, y todos a tu alrededor; si un día llegan los incrédulos, y admiran todo lo que haces, y ven que todo lo que Dios hace es maravilloso, habrás dado testimonio” (‘Sólo amar a Dios es realmente creer en Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”). La palabra de Dios me había mostrado el camino que debía tomar, el cual era que se debe usar la palabra de Dios para cambiar el viejo carácter y el estilo de vida depravado de uno mismo. La única forma de que yo diera testimonio de Dios y trajera beneficios a mi esposa, así como un buen ejemplo de vida, era hacer que ella viera esos cambios en mí, así como la obra de Dios. Recordé el tiempo anterior a que yo tuviera fe en Dios, cuando vivía una vida basada en las reglas de Satanás. Me había preocupado por los placeres y por actuar de forma arrogante para hacer que mi mujer estuviera atenta a mí. Estaba tan desorientado que no estaba siendo como debía ser una persona. Toda la imagen demoníaca de Satanás había dañado muchísimo a mi mujer y a mis hijos. Ahora, mi mujer tenía mucho resentimiento hacia mí y la idea, bien arraigada, de que yo tenía la obligación de hacer todo lo que ella quisiera. Y, además, yo ahora creía en Dios y tenía que comportarme en base a la palabra de Dios y vivir como un verdadero ser humano. Debía vivir la realidad de la verdad para dar testimonio de Dios.
En lo sucesivo, empecé a poner en práctica la palabra de Dios y ya no me puse a mí en el primer lugar. También procuré no centrarme nunca más sólo en mi propio disfrute, mucho menos usar el machismo para oprimir a mi esposa ordenándole hacer esto y aquello. Cuando la veía levantarse por la mañana temprano para ir al mercado a comprar cosas para la tienda, yo también me levantaba temprano para leer la palabra de Dios como devoción espiritual y después le ayudaba con las tareas del hogar. Hacía el desayuno, limpiaba y en ocasiones lavaba la ropa hasta que tenía que irme al trabajo a organizar los programas de trabajo de mis empleados. Con respecto a las obligaciones sociales en el trabajo, ya no usaba métodos humanos para mantenerlas. En su lugar, oraba a Dios y confiaba en Su sabiduría para permanecer lejos de la tentación y romper esos malos hábitos. Cuando hacía estas cosas, sentía una increíble paz interior. Al mismo tiempo, como estaba poniendo en práctica la verdad, empecé a ver las bendiciones de Dios. Aunque no estaba teniendo actividades sociales, todos mis proyectos de trabajo hacían dinero fácilmente. Cuando puse en orden las ganancias, le di el dinero a mi esposa y le dije: “Úsalo como quieras. En el pasado, siempre gasté mi dinero de juerga y estaba realmente en la senda errónea. Te traje muchísimo sufrimiento. Ahora, ¡quiero que tú gestiones el dinero!”. Al oír esto, mi esposa me dijo con tono burlón: “Ah, ¿así que ahora puedes hacer algunas cosas en la casa y tratar a tu casa como un hogar? ¿Se despertó tu conciencia?”. Cuando oí esas palabras, en mi interior di gracias por la salvación que Dios me había concedido. Además, empecé a hacer todo lo que podía para ayudar a mis hijos con sus estudios y me involucré más en las reuniones entre padres y maestros. Después de las comidas, hablaba con mi mujer y con mis hijos sobre mi propia experiencia de tener fe en Dios y les daba testimonio de cómo Dios me había guiado y cambiado. Gradualmente, mi familia se volvió mucho más cercana.
Después de un tiempo, los hermanos y hermanas de la iglesia vinieron a mi casa a hablar y mi esposa se sentó a nuestro lado a escuchar. Ella preguntó proactivamente a los hermanos y hermanas acerca de los problemas de la vida que no tienen solución y ellos le respondieron con la palabra de Dios y le presentaron un camino que ella podía seguir. Oí a mi mujer decir a los hermanos y hermanas: “Vuestra comunicación he resuelto las dificultades reales que estaba afrontando. ¡Os estoy muy agradecida a todos! Cuando tengáis tiempo, por favor, volved y visitadnos. Aunque Li Quan no esté aquí, sois bienvenidos”. Me sentí increíblemente feliz cuando la oí decir eso. ¡Realmente es un ejemplo de la obra misteriosa de Dios el que mi esposa experimentara un cambio como ese!
Un día, llegué a casa y vi a mi mujer leyendo la palabra de Dios seriamente. Me acerqué a ella rápidamente y le pregunté entusiasmado: “¿Cuándo empezaste a leer la palabra de Dios?, ¿la entiendes?”. Ella respondió un poco avergonzada: “En realidad, le he estado dando algunos vistazos durante un tiempo, así como escuchando himnos. Al ver los cambios que experimentaste después de creer en Él y cuán íntegros y dignos eran los hermanos y hermanas que vinieron a nuestra casa, a diferencia de tus antiguos amigos hedonistas, ahí fue cuando sentí que ese era el camino verdadero. Lentamente, empecé a disfrutar leyendo la palabra de Dios, escuchando himnos e incluso viendo vídeos del evangelio. Ahora, la leo todos los días…”. Cuando oí a mi esposa decir estas palabras, empecé a sentir realmente que sólo Dios puede cambiar y salvar a las personas y alabé incesantemente a Dios en mi corazón. Dios me había rescatado de la depresión y el sufrimiento y Él me había purificado y cambiado con Su palabra. Dios me permitió de alguna forma vivir como debía hacerlo una persona verdadera y por medio de mí, mi esposa vio cuán poderoso es Dios y de esta forma recibió la salvación. ¡La obra de Dios es realmente maravillosa y Él es tan sabio y digno de nuestro amor! ¡He recibido la gran salvación de Dios y le doy gracias y lo alabo de todo corazón!
Después, mis hijos empezaron a caminar por la senda de la fe en Dios. Leíamos frecuentemente la palabra de Dios en familia y nos encantaba hablar sobre nuestras experiencias y conocimiento de la palabra de Dios. Toda la familia se siente alegre en el cálido abrazo del amor de Dios. Después de que mi esposa aceptara la obra de Dios de los últimos días, su temperamento se volvió mucho más alegre y su actitud mental general mejoraba cada vez más. Mi hermano mayor y su esposa notaron cuánto había cambiado mi mujer después de creer en Dios. Se había vuelto muy animada y hasta dicharachera. Era como si fuera una persona completamente distinta. Mi sobrina incluso me miró sorprendida y me dijo: “Tío, qué buen aspecto tienes, incluso ya no tienes arrugas. También has recuperado un poco de peso. ¡Pareces mucho más joven!”. Todos nuestros familiares y vecinos veían lo agradable que se había vuelto nuestra familia y nos miraban con admiración. Eso sucedía sobre todo cuando ayudaba a mi mujer a atender nuestro negocio. Las señoras a su alrededor decían: “Mira qué felices están juntos como marido y mujer. ¡Parece que encontraron un tesoro!”. Me sentía muy bien en mi interior cuando oía a las personas decir cosas así. Era plenamente consciente de que esa era la obra de la salvación de Dios Todopoderoso y de que Su grandeza había salvado mi matrimonio. ¡Quería expresar toda mi gratitud por mi salvación y la de mi familia por parte de Dios!
Y ahora, cuando recuerdo la época en la que mi matrimonio se tambaleaba, no tengo palabras para describirlo. Lo intenté todo, pero nada funcionó. Se arregló gracias a la obra de Dios. Es por medio de la guía de Dios que mi esposa y yo caminamos juntos por la misma senda y que he logrado lo que deseaba para mi familia desde hacía mucho tiempo: una familia y una vida apacibles y felices. La experiencia me ha mostrado verdaderamente que sólo al presentarse ante Dios, aceptar Su palabra y ponerla en práctica, se recibirán Sus bendiciones y Su protección, ¡y entonces cualquier dolor o dificultad que una persona tenga se resolverá! ¡La obra de Dios Todopoderoso en los últimos días es la senda verdadera hacia la felicidad! De aquí en adelante, seguiré a Dios incluso desde más cerca y ¡caminaré por la senda correcta para corresponder a la gracia de la salvación de Dios!
Fuente del artículo: Iglesia de Dios Todopoderoso